Siendo pelón y peludo el mote de pelanas le venía al pelo. Nunca tuvo pelos en la lengua, no se cortaba un pelo y como quisieses tomarle el pelo se te caía el pelo, de tonto no tenía un pelo. Cuando salía de marcha se soltaba el pelo y para meterse en líos siempre le faltaba un pelo aunque al final se salvaba por los putos pelos, echaba una cana al aire y pelillos a la mar.